Concedámosle la posibilidad- nunca si objetivamente la persona a la que se refiere la expresión es un bombón, un auténtico primor -de que está empleando la expresión “da morbo” para puntualizar que, si bien esa tal otra persona no es totalmente de su agrado, no le importaría tener un “petite affaire” con ella. Dicho en otras palabras: quisiera practicar con ella sexo etológico y no sexo biológico (que es el que se practica con la intención de procrear). Pero precisamente en virtud de la íntima y subrepticia relación que existe entre los dos tipos de sexo o tal vez porque la otra tal persona oculta su relativa imperfección con el resplandor de otras cualidades, creemos que no es es afortunada la frase, puesto que no se aprecia atracción a lo morboso sino otro tipo de atracción o el grado y la especificidad en que tiene lugar la misma.
No vamos a considerar aquí que tipo de “parafilias” encajan en lo que denominamos atracción sexual a lo morboso, vale decir que esto último no es lo mismo que decir “atracción sexual morbosa”, pues está claro que toda atracción sexual a lo morboso, a lo enfermo, es una atracción sexual morbosa, pero no a la inversa.
Hablemos ahora de otros tipos de atracción morbosa. ¿Es un accidente de tráfico algo “morboso”? Se habla de “efecto morbo” cuando por ejemplo se producen atascos en los carriles de las autovías, tanto en el carril donde ha tenido lugar el accidente como en el carril de la dirección contraria, porque nuestra naturaleza curiosa quiere ver en qué situación se produce la muerte, que, entendida como enfermedad total o enfermedad última, puede suscitar una reacción de atracción a lo morboso, a lo enfermizo; la muerte no genera siempre un interés malsano; solo será morboso, enfermizo, si es un interés no meramente informativo- saber cómo es, en algún aspecto, la muerte: saber si puede llegar a ser bella -, si el sujeto se siente atraído sexualmente o disfruta con la contemplación de la muerte, violenta o no, de otra persona.
Analizando las últimas escenas de la película observamos la reflexión del director sobre el morbo: cuando el bueno de la película (creo, pues hace muchos años que la ví) recibe el alta en el hospital, sale de la habitación y avanza por el pasillo. Siguen unos planos que suponemos muestran el punto de vista del protagonista a través de la cámara, que enfoca el interior de las habitaciones, que muchas veces están con la puerta abierta. En ellas, los pacientes contemplan absortos sus televisores, en los que precisamente se está dando la noticia del entramado de snap movies. Creo recordar que la periodista habla de la crudeza de las imágenes pero no recuerdo si dice que de alguna forma éstas van a ser mostradas. Con lo cual, el director parece decir que, en efecto, el asesino lleva razón, los espectadores desean verlo, pues todos seríamos, en alguna medida, psicópatas y todos tendríamos atracción morbosa a lo morboso.
Aparte de estas consideraciones sobre el morbo, creo que frases como la que escuché a alguien otro día (“
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