jueves, 4 de junio de 2009

GENIO ARTISTICO Y LOCURA: STRINDBERG Y VAN GOGH

de Karl Jaspers Editorial EL ACANTILADO  13.0x21.0 cm      264 pags

ISBN: 9788495359766  Nº Edición:1ª  Año de edición:2001

Plaza edición: BARCELONA

GENIO ARTISTICO Y LOCURA.Strindberg y Van Gogh

¿Cómo afecta la locura al proceso de creación artística? Esta pregunta es de gran importancia para la historia de las artes. Por ello, quienes se la hayan formulado alguna vez deberían leer este magnífico libro, del cual no sólo es que se pueden extraer conclusiones más o menos claras acerca de esta relación entre enfermedad y arte, sino que, además, constituye un magnífico resumen biográfico y patológico, de mayor o menor amplitud, de cuatro importantes personajes europeos cuyo rasgo común sería el de la locura. Lo cual no quiere decir que nos hallemos ante una selección de patografías más o menos notables, sino a un intento de responder la pregunta sobre la relación de arte y locura, de lo cual cabría esperar un simultáneo esclarecimiento de algunas parcelas de lo artístico y lo psíquico.

 

La locura a la que se refiere el autor es la esquizofrenia, y esta es definida por Jaspers como un “concepto ambiguo … de un lado, designa formalmente (junto con muchas otras denominaciones) todas aquellas enfermedades mentales que, en cuanto procesos, empiezan en un determinado momento, impiden al enfermo volver a su estado anterior y, además, no pueden concebirse como el resultado de enfermedades cerebrales conocidas. Bajo el concepto de proceso pueden y deben reunirse casos tan heterogéneos como los analizados en este libro”.

 

La influencia del psiquiatra y filósofo alemán en la moderna psiquiatría es fundamental, sin que ello quiera decir que el libro que tratamos no pudiera ser objeto de una actualización o refutación por un especialista, pues fue escrito en 1922. Aparte de sus estudios sobre la paranoia, a Jaspers se le atribuye la paternidad del llamado “método biográfico”, en el que escudriñan los detalles de la vida del enfermo, la evolución la enfermedad mediante la creación de nexos entre los distintos brotes, fases o estados reactivos, de un lado, y la evolución de la patología crónica hasta su estado final- habida cuenta de que nos encontramos ante una enfermedad irreversible.

 

De suma importancia es la opinión y la información que tiene el enfermo sobre sus trastornos- que los camufla involuntariamente al no tener conciencia de la enfermedad-, o cómo él ve y qué significado da a los distintos delirios y manías que sufre; y de escasa trascendencia el “contenido” de esas visiones- que, en el caso de Swedenborg, constituyen una teosofía cuya influencia en distintos artistas no puede considerarse menor,  la cual no equivale a una concepción del mundo, o a una idea, sino a  un conjunto de imágenes, las cuales, probablemente, solo la enfermedad muestra.

 Un ejemplo que ilustra la importancia del hecho delusivo, por cuanto dejará rastro en la memoria u obra del enfermo, lo tenemos en la página 47 de la edición que comentamos: “En los enfermos mentales que responden al tipo de Strindberg se producen frecuentes molestias físicas y estados intensos semejantes a ataques; que los enfermos en muchos casos, no siempre, interpretan como envenenamiento”. En el caso de Swedenborg, será el llamado deliquium.

Más de la mitad del libro está dedicada al estudio de la patografía, la vida y la obra de Strindberg, a cómo influyó la enfermedad en la obra y en su concepción del mundo. Los restantes casos serán puestos en relación comparativa, principalmente, con el del dramaturgo sueco. Dentro de la personalidad de éste, encuentra Jaspers una tendencia a la confesión, una sinceridad brutal (p. 151)  gracias a la cual puede Jaspers crear su patografía con todo lujo de detalles, a parte de constituir por sí misma materia opima con la que nutrir el personal estilo dramático del escritor sueco. No el estilo experimental, sino la filosofía o teosofía que lo informa, es lo que Jaspers pretende relacionar directamente con la enfermedad. Strindberg no tiene ideas claras (sobre el matrimonio, las mujeres, la ciencia, etc), sino impresiones subjetivas relacionadas con el delirio de celos y con los diversos trastornos primarios, ligados a  la hiperexcitación y a la hipersensibilidad. No hay nada más que ver sus cuadros, con ese estilo pre-expresionista abstracto.

Los brotes padecidos por Strindberg y Swedenborg podrían haber significado su fin, la anulación de su personalidad y la merma de su inteligencia, como sucede en la mayoría de casos. El lugar que, a mi juicio, ocuparían sería la resbaladiza vertiente entre la demencia esquizofrénica y la cordura, rubicón entre el mundo objetivo y ese otro, terrorífico y sublime, con el que el enfermo entra en contacto quedando marcado para siempre. En estos dos casos, parece, sin embargo, que persisten ciertas capacidades propias del individuo normal.

Lo cual no quiere decir que, a partir de ese momento, sólo quepa esperar de estas personas grandes obras maestras o grandes descubrimientos. El relato de los episodios delusivos o las concepciones del mundo derivadas de la enfermedad serán material de alguna utilidad artística, acaso por su originalidad. Así, la lectura de “Arcana” de Swedenborg influyó en algún personalidades tales como Blake y Schönberg y fue objeto de la insaciable curiosidad de Borges.

En la parte dedicada a Hölderling se salta la descripción de la enfermedad para centrarse en su obra y en su genio y para determinar cuáles son las relaciones entre Arte y locura, llegando a la conclusión provisional de que, al no tener aquella parte de su obra, en la que la enfermedad ya ha se ha manifestado, parangón en la poesía universal, es imposible determinar la relación entre arte y locura, precisamente porque falta ese tipo  concreto de genio para poder ser comparado. De modo que, según hemos entendido, ni Strindberg ni Swedenborg poseen genialidad, ni una particular visión del mundo que a la vez sea consistente. Porque, en el caso del poeta alemán, la genialidad ya estaba allí antes de la enfermedad, y cuando aparece ésta, el genio pasa a ser único. He ahí la feliz metáfora de que sólo la ostra enferma produce la perla. Las últimas páginas están dedicadas a Vincent Van Gogh y ofrecen, a grandes rasgos, una  interesante perspectiva del genio holandés.

Para terminar, en respuesta a la pregunta con la que comenzamos esta modesta reseña (¿cómo afecta la esquizofrenia a la genialidad artística?), debemos conocer el significado específico que da Jaspers al concepto de “espiritu”, del cual proviene la genialidad de la obra, la cual en ocasiones supera las intenciones del autor, y que parece “surgida de la misma naturaleza”. Deslindar el concepto de “espíritu” de Jaspers de precedentes como el Espíritu Absoluto de Hegel no parece tarea sencilla. ¿Es ese espíritu el Entendimiento Agente?

Otras palabras, u otros usos, que también nos llaman la atención en este magnifico libro son: “lo absoluto”, “lo sobrenatural”. Sólo podemos aventurar la hipótesis, porque desconocemos el vocabulario filosófico de Jaspers, de que “lo absoluto”, aquello con lo que entra en contacto el verdadero genio, sería el “espíritu”. Asimismo, es probable que “lo sobrenatural” deba ser algo diferente, conmutable con el término “absoluto”: este último significaría lo trascendental objetivo y aquél lo trascendental subjetivo (si cabe hablar de una transcendentalidad subjetiva, o más bien estamos hablando, como diría Kant de Swedenborg, de un cierto tipo de visionario. El espíritu es, en principio, indiferente a la enfermedad. Mas, en alguna ocasión, requiere unas específicas condiciones, de entre las cuales no cabe excluir a las de orden patológico. Pero- aquí está la raspa -la realidad con la que se relaciona parece ser objetiva. De modo que lo artístico es, según esto, esencialmente verdadero.

 

Excelente libro el que nos ofrece la barcelonesa Editorial El Acantilado, muy recomendable, como tantos otros.

 

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios: